Hay cosas que trascienden su naturaleza y que, así, pasan a convertirse en patrimonio común. La Gioconda nos pertenece a todos porque desbordó lo que es: el retrato de una mujer con las manos solapadas en el regazo, porque su dimensión rebasó incluso la de esa mirada de la que se ha dicho tanto que resulta arriesgado arrimarle un adjetivo más. Se convirtió en un icono. Lo mismo ocurre con lugares, y no hay ciudad tan icónica como Nueva York. Nueva York es legítimamente de todos los que la han visto alguna vez en una imagen, una película, tanto o más que de quien la pisa día a día. A fin de cuentas, cada persona que la mira, ve algo distinto.
Con eso juega precisamente la obra de Milagros Isabel Cobos que, desde la figuración, trata de reflexionar sobre los espacios urbanos, las líneas que se suceden en una panorámica repleta de edificios enhiestos, las aristas que se cruzan, las simetrías rotas. La percepción absolutamente personal del que mira y cómo, de forma irremediable, el aspecto psicológico de ese observador modula aquello que retendrá en la retina. También en el ojo de la artista. 5Pointz, en el barrio de Queens, fue meca de artistas urbanos. La imagen que pintó Milagros Isabel Cobos y da título a la exposición ya no existe. El propietario borró todos los murales y ahora 23 artistas luchan en un juicio para que nadie pueda destruir obra pictórica, esté donde esté.